SAN RAFAEL– Exequiel López, o simplemente Xequi para los que lo conocen, era chico y le gustaba tocar la guitarra y para practicar la llevaba incluso al baño. Después conoció el baile y para perfeccionarse danzaba hasta la madrugada: el Exequiel de esa época consiguió lo que quería: hoy tiene 20 años y baila por el sueño de su novia y también por el suyo de ser alguien en el mundo artístico de Buenos Aires.
El bailarín sanrafaelino que compite en “Bailando por un Sueño 4”, el programa con más rating de la TV argentina, está viviendo un 2007 acelerado desde aquel caluroso día de enero en que en el medio del circo donde trabajaba se enteró que la productora de Marcelo Tinelli estaba haciendo un casting.
Compite para conseguirle el costoso tratamiento a su novia, una joven de Buenos Aires a quien conoció en el circo y quien sufrió un duro accidente al caer de las anillas del trapecio y fracturarse la décima vértebra de la columna.
Sin embargo, los fuertes elogios obtenidos en su primera presentación de parte de Moria Casán (“cuando te vi bailar a vos en el circo no podía mirar a nadie más”, le dijo la vedette) y Gerardo Sofovich ya lo animan a pensar en un futuro como artista en los escenarios porteños.
“Mi idea es quedarme acá (en Buenos Aires) trabajando de esto, y que una persona como Sofovich me elogie tanto me ayuda”, contó Exequiel a Escenario en diálogo telefónico.
Pese a que por contrato mucho no puede hablar a otros medios, Xequi señaló que en el debut “estaba nervioso antes de salir, ahora con Flavia Palmiero nos estamos preparando para el rock. Nos llevamos perfecto y me encanta que se tome con humor todos los complejos que tiene cuando no le salen los pasos”.
Conviviendo con personajes de todo tipo de la farándula argentina Exequiel ha sentido la mala onda que hay entre algunos participantes, aunque hasta ahora no ha sido protagonista de ninguna de las escenas “bélicas” vistas en la pantalla.
“A los 14 o 15 años empecé a bailar en las Vendimia, conozco a casi todos los del ambiente en San Rafael y muchos me han llamado; estaba supernervioso y que me empiecen a elogiar así me subió la autoestima en todo sentido”, señaló.
Su estilo para bailar y dominio del escenario impactó al jurado, su sueño a Tinelli y al público, por lo que todo parece indicar que las finales de “Bailando…” tendrán un representante mendocino, aunque en ediciones anteriores no siempre ganó el de mayor talento.
“Es un empedernido”
El día del debut la casa de Xequi en el humilde barrio de Pueblo Diamante, San Rafael, se llenó de vecinos y amigos. Todos estaban nerviosos y su familia al fin lo vería bailar en la tele y no en el living de la casa hasta las 3 de la mañana.
“Lo vivimos muy nerviosos porque esto no ocurre todos los días, todavía no caemos con lo que pasa. El empezó a los 12 años y es muy autodidacta porque a los 14 años se metió en un ballet y empezó a bailar en Vendimia; acá todo el mundo lo conoce y lo quiere”, dice su padre, Hernán, refiriéndose al barrio.
Sobre el sueño, su padre dijo que “hay muy pocas posibilidades de que ella vuelva a caminar, tiene que hacer un tratamiento muy riguroso y muy caro; él quiere darle la posibilidad de que eso se concrete, está empeñado en eso”.
Su familia también es “víctima” de la rigurosidad del contrato que le impide adelantar cosas, por eso “nosotros nos enteramos después, ahora no sabemos ni qué día va a bailar; eso (por el programa) sí que es un circo, capaz que está proyectado que bailen siete parejas el lunes y bailan tres”.
Junto a Emanuel (22), hermano de Exequiel, Hernán responde la pregunta de cómo definiría a Xequi en una palabra: “Es un empedernido”, sentencia, para luego agregar: “Cuando practicaba guitarra iba al baño con la guitarra. Te cansa, te satura, a las 3 de la mañana solía estar con compañeros y compañeras ensayando coreografías”.
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