De «periodista» a guerrillero, la increíble historia de un argentino en Libia

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Emmanuel, en el centro, cargando el arma.

Entró al país como voluntario y con una credencial de prensa de la Universidad Nacional de Córdoba, aunque no es periodista. Se asombró de la lucha de los rebeldes libios contra Muamar Gadafi y se mimetizó con ellos. Primero sólo viajaba con los rebeldes, luego ayudó a cargar armas, socorrer heridos, pero las últimas semanas este docente de profesión nacido hace 23 años en Argentina entró en combate.
Sí, disparó. Él mismo lo narra en crónicas que envía a un grupo selecto de periodistas (entre los que me cuento por suerte) de todo el mundo.
“Con una escuadra comandada por un muchacho de 21 años, Sharif, nos sumamos al combate, él manejaba la 4×4, uno atrás con la ametralladora calibre 14,5 y tres personas con rifles de asalto FAL, entre ellos estaba yo. La camioneta avanzaba escupiendo balas, nosotros corríamos detrás, tomamos posiciones tras de un muro; el objetivo era tomarlo, el problema los francotiradores, por lo que empezamos a descargar balas”, narra.

En un descanso, con el casco que dice Press

Emmanuel Piaggesi tiene 23 años. Nació en la ciudad de San Rafael, provincia de Mendoza, Argentina. Es docente de profesión, pero lo pueden las grandes miserias humanas. Los rincones del planeta donde el dolor, el hambre, las enfermedades y las guerras civiles son pan de cada día y la foto que el resto del mundo mira con congoja para olvidar al otro día. A esos lugares le gusta ir, pero ahora su pasión por ayudar a los que más lo necesitan ha llegado mucho más lejos. En Libia el problema es el maldito Gadafi, dictador con 43 años a su servicio, y de algún que otro país occidental…
Tras su paso por Palestina (6 meses), decidió acudir al país norteafricano como voluntario y comenzó su experiencia metido en las unidades rebeldes ayudando a evacuar heridos y muertos de la primera línea de combate. De su rostro se proyecta el compromiso y el valor, de su cuello, la credencial de prensa. Sacar fotos es su excusa, su compañera y su escudo.

Cuento mi experiencia personal con él, con esta historia. Mi primer contacto fue con su padre, que vive a 900 kilómetros (en Neuquén), luego de recorrer la guía telefónica y dar con una familiar de la que obtuve su número. Aunque no fue sencillo, logre hablar con su padre para contar, plasmada en una nota para el diario, la primera parte de la historia de José Emmanuel Piaggesi, tal su nombre completo.El camino obvio era logra rhablar con él, como por teléfono en Libia es hoy imposible, el e-mail era el único camino, como su padre no me lo quiso facilitar tuve que ingeniármela para obtenerlo por otros lado, que no viene al caso. En contacto con él, Emmanuel empezó a narrar algunas de las cosas increíbles que está viviendo en Libia.

“Me descubrieron tomando fotos, y como ya me habían dicho que una cosa o la otra (la guerra), me mandaron de vuelta hacia el primer puesto de control. Mientras me devolvían se escuchó una explosión terrible, seguida de un estruendo que provenía desde el cielo; fue entonces cuando los camiones y camionetas comenzaron a retroceder en manada, aparentemente, otro ‘error’ de los aviones aliado. Tras eso pasó varios días «castigado» sin guerra. Así expresó él cómo se sentía, fente a su portátil y en los escasos momentos que funciona internet, servicio que según dice, el gobierno intenta cortar.

«“Hoy ya hacen mas de 24 horas que estoy en la tranquilidad de esta ciudad, y puede sonar extraño, pero no siento la felicidad que se siente en el frente de guerra”.

En su crónica, este docente que nació en San Rafael y que los últimos años vivía en Neuquén contó, ya compenetrado en su léxico como un combatiente rebelde más, cómo se posicionaron a 3 kilómetros del frente de batalla entre rebeldes y el ejército libio, y que “una vez allí iniciamos un ataque, con artillería ligera, sobre el flanco izquierdo de las líneas enemigas. En un principio la respuesta fueron `pepinos` de corto alcance, disparados al azar, lo que causó risas entre nuestras filas porque suponía la confusión del enemigo; pese a eso continuamos lanzando y se sumó un contraataque continuo por parte del ejército rebelde y los Qadafies se vieron obligados a lidiar con 2 frentes”.

Tras narrar cómo tuvieron que retroceder ante la repentina precisión que el fuego enemigo comenzó a tener, Emmanuel contó que dejó al grupo rebelde con el que viajaba porque éstos “se tomaron un merecido descanso para ir a ver a sus familiar”, pero él se sumó a otro grupo de jóvenes armados con rifles automáticos de asalto y artillería de mano RPG, que en los ataques de artillería a distancia no tiene participación.

El siguiente mail fue sorpresivo, o tal vez no tanto. Era cuestión de horas para que empezara a disparar. Fue en la ciudad de Msrata, donde se integró a un grupo de vanguardia con otros 32 rebeldes libios.

“A las pocas horas de mi arribo me integraron inmediatamente a un grupo de vanguardia conformado por 32 rebeldes, (yo pasé a ser el número 33) y comandado por un veterano que marchó en las filas del ejército libio en la guerra de Chad, apodado ‘Al-Sibhawy’. Al  día siguiente nos dirigimos directamente hacia el frente de batalla: Sharaa Trablus, o calle Trípoli”.

Según sus palabras la zona es clave y a su arribo ya estaba liberada en un 70 por ciento. Es aquí donde cuenta que ya disparó el FAL que carga ahora. Luego el relato del joven que viaja con el carnet de prensa y en su cabeza un casco que dice “press”,  continúa con la narración de la muerte de uno de los del grupo.

“La pérdida de este integrante (de nombre Tawfiq) fue un golpe tan duro que los preparativos para su funeral duraron 3 días, en los cuales no pisamos el frente de batalla, por respeto a su memoria. Se suponía que debía ser llevado a Bangazi, su ciudad natal, pero como el puerto estaba siendo bombardeado la celebración mortuoria se realizo en Msrata y duró casi 10 horas”, relató.

Tras ellos Emmanuel cuenta de dos combates más en los que participó, infringiendo en uno cinco bajas al ejército del dictador  Gadafi.

En el final del correo electrónico que cruza  desde el otro lado del mundo, un mundo árabe que vive revueltas en varios de sus países, Emmanuel reflexiona así: “Es un orgullo poder integrar las filas al lado del pibe que acomodaba las verduras, o el obrero, o el tachero, o el mecánico, o el que tenía una tiendita de ropa,o el que estudiaba medicina; ese que jamás en su vida se imaginó que iba a tener un arma en la mano, que se fue dando cuenta que servía para esto porque tiraba bien las Molotov, o planeaba bien las emboscadas, o porque cuando le quitaba el fusil a ese opresor y apretaba el gatillo podía hacer viajar las balas donde quería”.

Antes de terminar esta nota, y esperando un nuevo correo con su nombre (ya hace 10 días que no escribe) recuerdo algo que dijo en algún moento. “De acá no me pienso mover hasta que Gadafi sea derrocado”.

Les dejo otras fotos, todas son gentileza de Emmanuel.

12 comentarios en “De «periodista» a guerrillero, la increíble historia de un argentino en Libia

  1. Todavía existen jóvenes con la pasión de ver un mundo mejor, donde los dictadores se afearan al poder sin limites. “El hombre ama la libertad, aunque no sepa que la ama, y anda empujado de ella y huyendo de donde no la hay». José Martí

  2. Ojalá entiénda que el mundo no quiere otro maldito Ché,
    quien mato para beber sangre de su victimas y arruinar a la
    familia por el simple hecho de despreciar a la raza humana y
    compalcer al vampiro de Cuba.

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